2/9/10

LA MADEJA


Astrid se queja,
lo hace durante horas, semanas, meses.
Entre cuatro estaciones construye su madeja de quejas,
que la deja encerrada e inmóvil.

Allí suspendida,
blinda su madeja con excusas,
por si alguien intenta liberarla,
con abrazos o palabras.

Se queja por sus eczemas,
por el amor perdido,
por lo hijos que se alejan,
y en lamentos deshilacha a la mujer que fue.

Cuando cae la noche,
aferrada a su rosario reza,
creyendo que la fe borrará sus quejas,
mientras sigue atrapada en su madeja.

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