10/1/11

COINCIDENCIAS

Nuevamente gracias hija...

El altillo de mi casa fue invadido por un roedor. Por las noches cuando los ruidos desaparecen se pone a escarbar y correr sin parar y no nos deja dormir. Mi gata sentada en una mesita monta guardia, cosa que le pone paños fríos al rechazo que me provocan estos dientudos. Hoy con mi marido abrimos los taparrollos y colocamos cebitos en las vigas del entretecho para envenenar al intruso/a. Mi hija observó el procedimiento desde lejos mientras se aflojaba uno de sus incisivos superiores. Luego de unas horas se acercó al padre con su diente colgando de un hilito raquítico que lo sostenía en su lugar. Mi esposo le dijo: “Dale, pegale un tironcito que ya sale” y ella respondió: “es que tengo miedo”. El la consoló y le dijo que no le iba a doler, pero ella aclaró: “No paa, tengo miedo que el ratón Perez se coma los cebitos cuando venga a buscar mi diente”. En un rapto de lucidez, ya que vengo entrenada en estas fechas con tantas preguntas acerca de los Reyes y papá Noel, me sumé a la charla y le dije que el ratón Perez era inmortal, que se llevó los dientes de todos (incluso los de la abuela) y que nada podía hacerle daño. Y aunque algunos afirman que no conviene agrandar la fábula, después de todo mi respuesta no fue tan mentirosa, ya que creo de corazón que el ratón, los reyes y papá Noel simbolizan esa magia que va y viene, pero que nunca deja de estar presente en nuestras vidas. Tener un niño cerca (hijos, sobrinos, nietos, alumnos) nos permite traerla de vuelta desde aquel rincón olvidado en el que se echó a dormir. Eso si, cuando se despierta hay que recibirla con los brazos bien abiertos, para que siempre regrese y que su descanso no se vuelva eterno. Y ahora que la tengo tan despabilada sentada en mi hombro me pregunto si no es Perez el que se instaló en nuestra casa por adelantado debido a que con el éxodo de las vacaciones ya no tiene muchos pedidos. Tal vez al verse amenazado nos denuncia en alguna asociación proteccionista. Mmmmmmmmh, seguramente mi marido y yo pasaríamos a ser los villanos del cuento por intentar dejar a toda una generación de niños sin el ratón recolector de dientes. Quizás una solución más feliz hubiera sido pegarle un tubazo al flautista al 0-800- HAMELIN, no les parece?

2 comentarios:

  1. muy tierno tu post
    también creo que esa magia, aunque venga y vaya a discreción, no se va nunca de nosotros ni de lo que vivimos
    y coincido, cuando viene hay que recibirla con los brazos extendidos, los ojos muy abiertos y los oídos muy atentos para darle la bienvenida, porque sin ella, no se que haríamos.
    llamar al 0800? nooo, hablar con una máquina y que te dejen en espera no vale la pena

    beso grande

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  2. Gracias Vir, viste los hijos no paran de sorprendernos. No me digas,el flautista de HAMELIN también se volvió tan trucho como las empresas de servicios. Ya no se puede creer en nadie.
    Besos

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