19/4/10

Parole, Parole, Parole

El otro día mientras arreglaba unos estantes encontré los diarios que escribía cuando tenía 10 años y no pude parar de reír. Mientras leía encontré palabras como quetejedi, macanuda, y lo que es peor, macanudísima. Ahí me di cuenta que mi forma de hablar era muy parecida a la de mi madre. Después me puse a pensar e intente recordar algunas frases o palabras que se perdieron con el tiempo.

Hay palabras que se usan poco, pero a mi me encantan y a veces las incorporo por la forma en que resuenan, porque son peyorativas, contundentes y tienen efecto catártico. Me encanta decir boncha, paparulo, poligrillo, pelagatos, chirusa, piruja, pardo, mersa….Dos que me matan pero que no me atrevo a usar son chupitegui y chitrulo. También hay términos bastante pintorescos que fueron reemplazados por la palabra “Nabo”, por ejemplo: pánfilo, papanatas, papafrita o papamoscas. Sin embargo, todavía es impresionante la cantidad de palabras del lunfardo que empleamos cotidianamente, aunque no lo advertimos (cana, yuta, buchón, afano, bagayo, bagre).

Hay frases y palabras delatoras, que denotan la edad y que mejor morderse la lengua antes de pasar por dinosaurio o pieza de museo. Expongo algunos ejemplos de las frases que nos dejan re out, totalmente fuera de juego (¿las recuerdan o alguno las usa?):

Esa se hace la mosquita muerta, pero en realidad es una ligerita de cascos…”

“jajajajajajajajajajajaja. Que plaaaato…”

“Que no se te ocurra llamar a ese electricista, es un chapucero y hace todo a la bartola…”

“Pero mirá que pinta elquetejedi, ahora empilchas como bacán…mira los vaqueros y el gamulán…seguro que te costaron un ojo de la cara…”

“A mover el esqueleto, a ver si le sacamos viruta al piso…fiesta, que fantástica, fantastica esta fiesta…”

“Viste Carlitos no pasó de grado, es que ese pibe es medio durazno y un poco tarambana…”

“¡Pero por qué no te hacés tratar!... vos siempre con la persecuta…”

“Estos chicos me tienen como bola sin manija… EEEEEEEHHHHHHHH dejen de romper los quinotos…peeeeero ¡qué batifondo! a ver si se dejan de hacer tanto bochinche… pero miren el despiporre que armaron….sigan así que se van a pegar un mamporro…AAAAAHHHHHHH y ahora encima les agarra la chinche…”

“A la perinola…viste yo te lo advertí, al final te salió el tiro por la culata…”

“Me parece que el tío de María usa peluquín…”

“¿Viste como se la mandó a guardar?…”

"Me parece que tu amiga tiene un filito…”

“Cheeee, deja algo para el resto de los muchachos, pareces un gordo bachicha…”

“Pero no seas maricón, al final vas a terminar como ese invertido”…

“Si es un codito de oro, no come huevo para no tirar la cáscara”…

“Dios Santo… ¿En serio la dejó encinta? Pero, ¡qué degenerado! Te dije que no era trigo limpio”
“Acomodate la pollera que te quedó chingada”

“Pero pedazo de pelandrún, lo volviste a tirar ¿qué te pasa estás enclenque? "

"Nos perdimos en el camino y llegar a destino nos costó un perú."

Hace cuarenta o treinta años se recurría a términos y expresiones para cuidar las formas. Así, se decía ¡la pucha! o la punta del obelisco. También se usaba caramba o ¡que macana!
Al hablar de los pormenores del mundo femenino se podían escuchar cosas como estas: “Olga esta de compras” (¿???????????????) o “Parece que al final le vino el asunto, menos maaaaaallllll, porque se la pasa rascando en la vereda con el pibe de al lado”. En aquellos tiempos a nadie se le ocurría corear pete pete pete pete, como mucho deslizaban por lo bajo: “le hizo la felattio” y nada más.
En fin, parole parole parole que vienen y se van, son aquellas que pronunciamos cuando éramos niños o que hacen referencia a nuestro lugar de origen. Son las mismas palabras de las que renegamos en algún momento para diferenciarnos de nuestros padres; simplemente “ESAS” que tanto extrañamos.

1 comentario:

  1. claro que se extraña ese lenguaje florido. Estoy cansada de escuchar "nada" y "jugado".

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